Se caracteriza por una lenta y progresiva debilidad de los músculos de las piernas y de la pelvis.
Se debe buscar asistencia médica si los síntomas indican que la distrofia muscular de Becker está presente; también si la persona con distrofia muscular de Becker desarrolla nuevos síntomas, particularmente fiebre con tos o dificultad respiratoria. Asimismo, se debe consultar al médico si se está planeando tener hijos y ya ha habido antecedentes de esta enfermedad en la persona u otros miembros de la familia.
Se debe buscar asistencia médica si los síntomas indican que la distrofia muscular de Becker está presente; también si la persona con distrofia muscular de Becker desarrolla nuevos síntomas, particularmente fiebre con tos o dificultad respiratoria. Asimismo, se debe consultar al médico si se está planeando tener hijos y ya ha habido antecedentes de esta enfermedad en la persona u otros miembros de la familia.
El defecto genético de la distrofia de Duchenne es distinto del que causa la distrofia muscular de Becker, pero en ambos casos está afectado el mismo gen. El gen es recesivo y ligado al cromosoma X. Aunque la mujer sea portadora del gen anómalo, ella no padecerá la enfermedad porque el cromosoma X normal compensará la anomalía genética del otro cromosoma X anómalo. En cambio, cualquier varón que reciba el cromosoma X anómalo sufrirá la enfermedad.
El defecto genético hace que aunque se produzca una proteína, la distrofina, que es esencial para los músculos, pero es escasa o no funciona adecuadamente. La distrofina se supone que es la responsable del mantenimiento de la estructura de las células musculares.
A pesar de ser hereditaria, en muchas ocasiones no hay antecedentes familiares. Las posibilidades son:
Cada niño hereda un cromosoma X de su madre y un cromosoma Y de su padre y esto es lo que lo hace del sexo masculino. Las niñas tienen dos cromosomas X, uno de su madre y uno de su padre.