Una de las cosas que les cuesta trabajo a los niños con trastorno del espectro autista es obtener información de las expresiones faciales y los tonos de voz de las demás personas. Esto es algo a lo que no se tienen que enfrentar cuando interactúan con un robot. Los robots son predecibles y sus reacciones no son tan complejas y por ello los niños con TEA pueden ser más abiertos cuando están delante de ellos.
En los últimos años se viene experimentando con el uso de robots en la terapia o en el aula con niños con TEA. Los resultados apuntan a que los robots pueden ser unos buenos aliados para el profesor o el terapeuta.