El temblor parkinsoniano está causado por daño en las estructuras que controlan el movimiento dentro del cerebro. Este temblor, que típicamente aparece como un temblor en reposo, puede ocurrir como un síntoma aislado o ser visto en otros trastornos. A menudo es el primer síntoma de la enfermedad de Parkinson. El temblor es clásicamente visto como una acción de “rodar píldoras” de las manos que también puede afectar la barbilla, los labios, las piernas y el tronco. Puede estar considerablemente aumentado por el estrés o emociones. El inicio del temblor parkinsoniano generalmente ocurre después de los 60 años. El movimiento comienza en un miembro de un lado del cuerpo y generalmente evoluciona hasta incluir al otro lado. Además del muy característico temblor de reposo, más del 25 por ciento de quienes padecen de enfermedad de Parkinson tienen también un temblor de acción asociado.
El temblor cerebeloso es un temblor lento, de gran amplitud de las extremidades que se produce al final de un movimiento decidido (temblor intencional), como tratar de oprimir un botón o tocarse la punta de la nariz con el dedo. El temblor cerebeloso está causado por lesiones o daño en el cerebelo debido a un accidente cerebrovascular, tumor, o enfermedad como la esclerosis múltiple o algún trastorno degenerativo heredado. También puede deberse a alcoholismo crónico o al uso excesivo de algunos medicamentos. En un temblor cerebeloso clásico, una lesión de un lado del cerebro produce un temblor de ese mismo lado que empeora con el movimiento directo. El daño cerebeloso también puede producir un tipo de temblor denominado temblor rubral o de Holmes—una combinación de temblores de reposo, acción y postural. El temblor a menudo es más prominente cuando la persona afectada está activa o manteniendo una postura particular. El temblor cerebeloso puede estar acompañado por disartria (problemas del lenguaje), nistagmo (movimiento ocular rápido e involuntario), problemas con la marcha y temblor postural del tronco y el cuello.
El temblor psicogénico (también denominado temblor funcional) puede aparecer como cualquier forma de movimiento tembloroso. Las características de este tipo de temblor pueden variar pero generalmente comprenden inicio súbito y remisión, incidencia aumentada con estrés, cambio de la dirección del temblor y/o de la parte del cuerpo afectada y gran disminución o desaparición de la actividad del temblor cuando el paciente está distraído. Muchas personas con temblor psicogénico tienen un trastorno de conversión (definido como un trastorno psicológico que produce síntomas físicos) u otra enfermedad psiquiátrica.
El temblor ortostático está caracterizado por contracciones musculares rítmicas que se producen en las piernas y el tronco inmediatamente después de ponerse de pie. La persona típicamente percibe el temblor ortostático como inestabilidad en lugar de temblor real. Debido a la alta frecuencia de este temblor, a menudo el temblor no puede verse, pero algunas veces puede escucharse al colocar un estetoscopio en los músculos del muslo. No se encuentran presentes otros signos o síntomas y la inestabilidad cesa cuando la persona se sienta, se levanta del piso o comienza a caminar.
El temblor fisiológico, la forma de temblor más común, se produce en todas las personas normales. Es raramente visible y típicamente implica un temblor fino de las manos. El temblor fisiológico no se considera una enfermedad y no está causado por el cerebro, sino que se debe a propiedades mecánicas del cuerpo, combinadas con ritmos del cuerpo como el latido cardíaco y las contracciones musculares. Puede aumentar por una emoción fuerte (como ansiedad o miedo), agotamiento físico, hipoglucemia, hipertiroidismo, envenenamiento con metales pesados, estimulantes, abstinencia del alcohol o fiebre. Puede verse en todos los grupos musculares voluntarios y puede detectarse extendiendo los brazos y colocando una hoja de papel sobre las manos. El temblor fisiológico aumentado es una intensificación del temblor fisiológico a niveles más visibles. Generalmente no está causado por una enfermedad neurológica sino por una reacción a ciertos medicamentos, abstinencia del alcohol, o enfermedades que comprenden una tiroides hiperactiva e hipoglucemia. Generalmente es reversible al corregir la causa.